jueves, 4 de septiembre de 2008

Intruso




Hace exactamente un año, martes por la noche, con todas las tareas hechas y dispuesta a relajarme un rato. Enciendo el ordenador y tras una rápida mirada a los correos, busco un blog, y me quedo fascinada con sus fotos. Estaba realmente concentrada. Las ventanas abiertas para ventilar la casa. Se respira una inmensa tranquilidad. Son casi las doce. De pronto algo suave me roza el pie izquierdo, miro, y … GRITO. Se me paraliza el cuerpo. Huye despavorido hacia mi habitación. Como puedo, me levanto de la silla y cierro la puerta. Me lleva un rato recuperar la respiración. El susto no se me va de la cabeza. Antes de saber qué era, veo a un bicho gris peludo corriendo… UNA PESADILLA. Entonces toca entrar y conseguir que se marche por donde ha entrado (la ventana que comunica con un tejado). Está debajo de la cama. Yo aparentando tranquilidad, voz dulce y cariñosa, gestos muy lentos, intento mostrarle el camino, la silla y de ahí a la ventana. El corazón me va a estallar. Me mira asustado, con su carita gris a manchas. Es una monada, pero tomo mis precauciones por si tras mi aullido de pavor, está más aterrado que yo, y me lanza un zarpazo defensivo. Se acerca, pero no se decide, y, una y otra vez vuelve al refugio. Abro el armario y saco un chal de lana, lo llamo y lo agarro suavemente. Muy manso, se deja hacer, y ya con mucha más calma le explico que se tiene que ir, lo coloco con cuidado sobre la parte exterior, y cierro de inmediato.
Todavía muy acelerada, reviso toda la casa palmo a palmo, por si ha venido acompañado. Parece que no. Cierro todas las ventanas, TODAS. Apago el ordenador (ya es muy tarde) y me acuesto, pero la verdad es que no puedo conciliar el sueño. Pienso en el rato que ya llevaba el gatito en casa. De hecho yo había escuchado “algo” muy cercano, pero siempre pensando que era fuera. Pretendía que yo apartara los ojos de la pantalla para mirar su cara de bueno, compadecerme y darle un delicioso manjar o mimitos.
¿Y si de noche, de repente, saltaba algo sobre la cama…? ¿Había entrado en otras ocasiones? Qué horror. Sé que es muy irracional, pero la oscuridad no favorece… Vivía mis peores monstruos infantiles y con una edad en la que parece que ya no deberían existir.



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