miércoles, 29 de octubre de 2008

Palomar

Descubrí a este Italo Calvino hace muchos años de la mano de un buen amigo. Él me regaló “El barón rampante”, que entonces significó un cambio hacia otro tipo de literatura, muy diferente a lo que leía yo habitualmente. A un viaje me acompañó “Las ciudades invisibles”, que fue el total enamoramiento. Y ahora el blog Conciencia Personal, con una excelente entrada (enlace) , lo vuelve a poner en mi camino. Gracias Monique.

Durante unas semanas, a sorbitos, he saboreado tranquilamente el universo de los pequeños detalles. He seguido el movimiento de cada ola rompiendo en la orilla. He soñado bajo la luna del atardecer con las últimas luces del día y he aprendido algunos secretos de las estrellas. He esperado entre olores y nombres en la tienda de quesos. He escuchado el sonido del canto de los pájaros. He reflexionado sobre las relaciones personales, el callar, las limitaciones y la necesidad de disfrutar. He flotado sobre la superficie de las aguas y he buceado hasta las oscuras profundidades.
Copio unos fragmentos:

… no es de los que, escuchando un canto, saben reconocer a qué pájaro corresponde. Siente esta ignorancia suya como una culpa. El nuevo saber que el género humano va adquiriendo no resarce del saber que se propaga sólo por directa transmisión oral y que una vez perdido no se puede recuperar y volver a transmitir; ningún libro puede enseñar lo que sólo se aprende en la infancia si se prestan oído y ojo atentos al canto y al vuelo de los pájaros y si hay alguien que puntualmente sepa darles un nombre.

Si hubieran podido verlo como ahora lo veo yo – piensa el señor Palomar – los antiguos hubieran creído que habían forzado la mirada hasta llegar al cielo de las ideas de Platón, o al espacio inmaterial de los postulados de Euclides; en cambio esta imagen, quién sabe por qué extravío, me llega a mi y me temo que sea demasiado buena para ser verdadera, demasiado grata a mi universo imaginario para pertenecer al mundo eral. Pero tal vez esta desconfianza hacia nuestros sentidos es lo que nos impide sentirnos cómodos en el universo. Tal vez la primera regla que debo imponerme es ésta: atenerme a lo que veo.
”¿Es ésta la exacta geometría de los espacios siderales a la que tantas veces el señor Palomar ha sentido la necesidad de acudir para separarse de la Tierra, lugar de las complicaciones superfluas y de las aproximaciones confusas?“
Sólo después de haber conocido la superficie de las cosas – concluye – se puede uno animar a buscar lo que hay debajo. Pero la superficie de las cosas es inagotable.”



Un pequeño patio cubierto de una arena blanca de grano grueso, casi de guijarros, rastrillada en surcos rectos paralelos o en círculos concéntricos, en torno a cinco grupos irregulares de guijos o peñas bajas…. Imagen típica de la contemplación del absoluto que se puede alcanzar con los medios más simples y sin recurrir a conceptos expresables con palabras, según la enseñanza de los monjes zen…
Al señor Palomar le hace padecer mucho su dificultad para relacionarse con el prójimo. Envidia a las personas que tienen el don de encontrar siempre la cosa justa que decir, el modo justo de dirigirse a cada uno; que se sienten cómodas con quienquiera que se encuentren y que ponen cómodos a los demás; que moviéndose con ligereza entre las gentes perciben enseguida cuándo deben defenderse y tomar sus distancias y cuándo suscitar simpatía y confianza; que dan lo mejor de sí en la relación con los demás e incitan a los demás a dar lo mejor de sí; que saben de inmediato cómo valorar a una persona en relación con ellos y en términos absolutos.

6 comentarios:

Estrella Polar dijo...

Yo descubrí a Italo Calvino de la mano de un amigo de esos que aun y con el tiempo siguen siendo de los mejores. Todavía, entre las páginas huele a su colonia.

Muy buena la entrada.

:)

LU dijo...

Me gusta recordar quién me regala un libro, y al leerlo pienso en lo que me une con él/ella.
Un saludo

Vegetable Man dijo...

Pues me era desconocido, pero gracias por abrirme los ojos. Sin duda un gran descubrimiento.

LU dijo...

A mi me ha dado muy buenos momentos. Se lee despacio, saboreando cada tema que trata. Espero que lo disfrutes.

Biquiños

Vegetable Man dijo...

me encanta cuando me regalan libros

LU dijo...

A mi es un regalo que me gusta hacer y recibir.